Sinopsis

La vida de Cristina sufre un cambio inesperado al evitar un robo. Nunca se hubiera creído capaz de hacer nada parecido, pero un impulso nacido de su interior, hace que se enfrente a un ladrón. En agradecimiento, recibe un regalo inesperado, algo que ocasionará que su día a día y, sobre todo sus noches, no vuelvan a ser como siempre.
El pasado se manifiesta de manera desconcertante para ella, atrapándola en una espiral a la que tendrá que enfrentarse. Su manera de ver la vida la lleva a resolver un misterio de hace más de un siglo.
Pasado y presente se mezclan en esta intensa historia con un único objetivo; el amor.
Me ha sorprendido Sara Witch de forma grata.
Lo primero, porque se atreve a introducir en la historia saltos en el tiempo.
Lo segundo, porque en algún momento ha dado voz a cada personaje permitiéndole narrar, al menos, una parte de su historia.
Lo tercero porque ha conseguido mantenerme en vilo, con la intriga toda la novela. Enhorabuena Sara.
Voy a intentar no desvelar mucho en esta reseña, lo imprescindible para que me entendáis, nada más, por eso sea quizás más corta de lo habitual.
La novela narra dos historias, una contemporánea donde los personajes son Cristina y Alejandro y otra en el siglo pasado con los personajes de Irina y Lorenzo. Si queréis conocer el resto: los vínculos, relaciones… lo leéis.
Cristina y Alejandro comienzan una relación profesional que pronto se convierte en una tórrida historia de… amor, se quieren mucho, muy rápido, pero sin hacer de menos su historia, me duele mucho escribir esto, lo que más me gustó de ellos es la trama en la que se ven envueltos, resolviendo misterios del pasado, mucho más que sus entuertos amorosos. La pena que tengo es que me da miedo desvelar detalles, los tendréis que descubrir vosotras mismas.
Cristina en esta novela vive en una montaña rusa de emociones, en ningún momento está en calma, cuando no es por un motivo es por otro, pero ella no pierde la cordura y se enfrenta a cada problema según le viene de frente, tiene una valentía admirable.
Irina y Lorenzo viven un amor platónico, de los de antes, truncado por el mismo motivo de siempre, la envidia…
Quizás es por este motivo por el que me enternece tanto este amor, por haber sido truncado, por no haberle sido permitido llegar a un fin, realmente, por no haberles permitido disfrutarlo, porque el fin sería el mismo, aunque en distinto tiempo y de distinta manera. Ellos de alguna manera lo sabían, lo intuían, de ahí su magia.
Esta historia me llegó al corazón y alguna lágrima se me calló
—»Si esto ha de ser un sueño, que no dejemos de soñarnos, y si es real, que nuestras vidas no dejen de cruzarse para toda la eternidad.»— Lorenzo.
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