#reseña
La Primavera del Comisario Ricciardi
de Mauricio de Giovanni.
Un comisario rodeado de muertos, misterios y sentimientos agitados, que calma con una mirada melancólica e indiscreta.
Este libro es una recomendación de mi Tío Pepe, bibliotecario. Me lo recomendó porque unía el misterio que me apetecía leer, en mi reset, y los sentimientos, de los que tanto leo. Me pareció una buena idea para acabar con mi temporada de descanso.
Me ha gustado, quizás era una lectura para realizar en otro momento, por la densidad de la novela en general. El relato es muy italiano, muy cuidado, con un vocabulario muy barroco, unas descripciones muy elaboradas y muchos personajes a los que analizar.
Todo leyendo en papel para redondear el romanticismo de leer una novela de misterio italiana. Sin mi tablet donde hacer anotaciones, donde marcar los nombres de los personajes, sin búsquedas en google…
A pesar de todo lo descrito anteriormente, he llegado a disfrutar de la historia, aunque al final, me quedara un sabor agridulce, en el plano romántico, pero es que todo no se puede tener. Ya que la novela te mantiene expectante en todo momento.
Alrededor de la investigación del asesinato de La Calise, narra las historias de un barrio humilde donde cada uno sobrevive como puede o sabe.
El comisario te enternece desde el primer momento, cuando conoces la pesada cruz que lleva encima siempre, y más que por su peso, por su manera de aceptarla y de negarse a vivir por ella.
No sé por qué, él piensa que esa condena no es compatible con la posibilidad de vivir y de sentir, como cualquier persona de las que observa por la ventana, eso entristece a cualquiera.
Aun así, me parece un hombre muy cuerdo, con sus circunstancias, muy perspicaz, que de tanto observar, reconoce los defectos y virtudes de cada uno. Me llamó mucho la atención esto que le dice a su compañero, hablando de su bache matrimonial:
¿Sabes lo que pienso? Que es fácil estar juntos cuando todo va bien. Lo difícil es cuando que hay que superar las montañas, hace frío y sopla mucho viento. En esas circunstancias, para dar calor quizá uno tenga que arrimarse un poco más, te lo dice alguien que vive en el frío. Y no tienda nadie que le de calor