Sinopsis
La separación de sus padres forzó a Mary a vivir su adolescencia entre dos ciudades, para pasar una temporada con uno y luego con otro. A sus 18 años, y a punto de iniciar la universidad, comienzan a exigirle que asuma responsabilidades, pero se siente perdida. En cada mudanza tuvo que dejar atrás sueños y amores quedando con las manos vacías. Para evitar que su historia se repita se enfrenta a su padre y huye de casa con el hijo de su hermanastra, un chico de tan solo diez meses de edad, cuyo único problema es tener a una madre drogadicta y a un padre camello que lo obligará a saltar entre las casas de sus familiares en busca de alguien que pueda hacerse cargo de él.
Llega a Jamestown, una isla paradisiaca donde su abuela pasó sus últimos años, y donde quedaron ocultos secretos familiares capaces de transformarle la vida. Allí conocerá a Justin, un joven perseguido por sus propios demonios y quien la ayudará a hallar la fortaleza necesaria para seguir adelante, y se reencontrará con su antiguo amor, Eric, quien además de revivirle las emociones cernerá sobre ella un manto de dudas e inquietudes.
Esta nueva mudanza traerá cambios muy dramáticos para la chica, ya que esta vez no estará sola, y eso la empujará a enfrentar la adultez sin estar preparada para ello, al tiempo que el amor toca a su puerta, así como el peligro.
Está llena de detalles en los que fijarse, en un principio pensé que el hecho de que una flor abriera cada capítulo era simplemente decorativo después le encontré el sentido.
No descubres muchas incógnitas hasta que no conoces la historia de la abuela de la protagonista, una historia que también valdría una novela. Yo pensaba que Mary seguiría su camino, pero me sorprendió y siguió el suyo propio. Un hecho muy valiente que dice mucho de su gran avance.
Mary va creciendo a cada página de la narración sorprendiendo el grado de maduración que consigue al superar todos los problemas y peligros a los que se enfrenta.
Algo que consigue además es la humildad, de la que estaba desprovista por su edad, cuando llegó a la isla.
La humildad es un rasgo necesario para poder evolucionar, ya que todos en algún momento nos podemos ver sobrepasados por las situaciones y en esos momentos es necesario reconocer la situación y la necesidad de pedir ayuda. Esto no es debilidad, es humildad.
Mary, por su juventud y circunstancias personales, no había llegado a esa conclusión, reaccionaba con impulsividad y se podría decir con brotes de ira, que la arrastraban a las situaciones y problemas en las que se encontraba; que por orgullo, no era capaz de reconocer su error y seguía directa a la tormenta que ella misma había creado.
Ella consigue aprenderlo en la estancia en la isla y gracias a ello consigue superar todos los obstáculos que la vida —o ella misma— le puso, para salir más que fortalecida de ese verano en la isla.
De esa isla Mary también consigue conocer un amor, Justin. Un jovenzuelo, como ella, al que la isla ha curtido y enseñado muchos valores, aun así —estando rodeado de seres queridos—, sentía la misma soledad que la joven misteriosa que veía asfixiarse con un bebé, al que no sabía cuidar, y por ahí fue por donde se coló en su corazón.
No me puedo extender mucho más porque revelaría información que no os interesa conocer hasta la lectura.
Es una pena que la novela sea corta, porque se podría haber desarrollado varios personajes que tenían mucho potencial, me he quedado con ganas de conocer la historia de amor su abuela con «el italiano»
Por cierto, tiene escenas explicitas de sexo, yo pensaba que el género New Adult no tenía este tipo de escenas, es algo que me sorprendió, quizás sea yo una antigua…
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