Qué mala vida me están dando…
Entre la presión de la cabeza por mis migrañas y que cuando no me duele la cabeza, leo y la lectura me oprime el corazón…
Sí, porque este hombre, Brian, es muy intenso, muy, muy intenso. Él ama con todo su ser, como Brian dice, ama por los dos —por Rachel y por él—, y sufre igual, por los dos, pero su dolor es tan potente que, parece que sufre por todos los seres vivos de planeta, llega a dolerte hasta a ti.
Así estoy, que cuando no me sujeto la cabeza —por mis dolores—, me estoy sujetando el pecho porque parece que se me va a salir el corazón por la boca y si a esto le sumas que la trama policial ya se está resolviendo… el estómago me da brincos.
Me está dando pánico ya que, si Brian se muestra tan vehemente en su vida personal, ahora que está a punto de descubrir el culpable de TODO ¿Qué sucederá? Si ya ha resuelto parte y se lo llevan los demonios… Cuando confirme todas sus sospechas… ¿Existirá alguien capaz de frenar o calmar a la fiera?
Al principio de la novela, esta pregunta tenía fácil respuesta, pero ya no, lo que genera infinidad de preguntas que, se responderán en el final de la novela.
Me queda ya poco y por eso más que impresiones hoy hay preguntas en mi post, espero que la novela me las pueda responder mientras conservo todos mis órganos en su sitio sin que se me salgan del cuerpo.
